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   Fue Melchor, quien le convenció totalmente, de que no podía intervenir. Que lo que sucedería no era algo predestinado, sino la consecuencia de una actitud por parte de aquel niño. Y que

 

 

 

   Quetzacóalt, lo sabía. Yahbé, lo sabía. Eran el mismo. ¿Por qué nació aquí… …? Porque era descendiente de un rey llamado David, antecesor de su madre y de su padre, y vivían en esas tierras.

   El desánimo de Moctezuma fue inmenso.

   Moctezuma, junto con alguno de su séquito, decidieron quedarse a proteger, todo lo más que pudieran, al niño. Envió de vuelta a su tierra al resto de los acompañantes, encargándoles que narrasen todo lo acontecido en ese viaje. Y dando algunas directrices hasta su regreso.

   Moctezuma, tardó cuarenta años en volver a su tierra.

   Volvió apenado.

   Contó todo lo que vivió junto a aquel niño, junto a aquel joven que no llegó a la vejez.

   Podría seguir contando más … pero … creo que todo lo que Moctezuma vivió junto a Jesús ya lo sabemos.

   La figura de este cacique, rey, de los aztecas, se borró de los libros, es más, nunca se mencionó. Pero allí estaba él cuando Jesús nació.

   ¿Por qué lo sé…? PORQUE SOY EL DUENDE DE LA VIDA.

    Moctezuma, preocupado por el suceso, fue visitar a Azmacois, el jefe de los sacerdotes, pues estos acontecimientos se atribuían a un estado anímico de su dios. ¿Habrían ofendido a Quetzacóalt?
    Azmacois, era como el sumo sacerdote de los judíos. Se había ganado la confianza del rey y de sus súbditos durante muchos años. Años que se veían acumulados en sus cargados hombros y su lento caminar. Un oráculo lleno de sabiduría por su experiencia de vida y la observación de la naturaleza.
    - Azmacois – le preguntó el rey – quisiera saber por qué ha temblado la tierra. ¿Acaso hemos ofendido a Quetzacóalt? ¿O es que nuestro sol y nuestra luna están en disputa? ¿Habrá caído alguna estrella del firmamento impactando sobre nuestra tierra? Azmacois, contéstame rápido: el pueblo está desasosegado y necesitan una explicación a lo sucedido. No quiero que la alegría de la fiesta se torne en miedo y llanto.
    - Señor, mi rey, habéis de saber algo muy grande que me ha sucedido anoche, mientras dormía. No sé si fue un sueño, o una visión. Aún me siento confundido.
    - Contad rápido, Azmacois, pues aunque yo pueda esperar, el pueblo no.
    - No creo que el pueblo pueda sacar conclusiones sobre lo sucedido, ni proponer soluciones. Diles, pues, que Quetzacóalt les agradece sus ofrendas y su alegría de esa forma tan espectacular, pero que no se asusten por ello. Luego vuelve, que os contaré el porqué de este temblor. La explicación no dista mucho de lo que diréis a vuestros súbditos.
    Moctezuma, hizo lo que le aconsejó el sabio oráculo. Los rostros de los aztecas volvieron a brillar.
Ansioso el Cacique (así se llamaba a los reyes aztecas), por conocer el motivo del clamor de la tierra, volvió al templo para escuchar a Azmacois.
    - Estoy impaciente por escuchar tu respuesta, Azmacois. Sentémonos y cuéntame.
    - Mi Señor, como os decía, anoche vi un mundo muy distinto al nuestro, al cual, habéis de ir urgentemente.

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